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Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado

Capítulo 461
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Capítulo 461

Después de colgar el teléfono, la incredulidad aún se pintaba en el rostro de Melisa.

Blanca, sin entender la situación, le preguntó con preocupación, “Mamá, ¿qué pasó, qué sucedió?”

Después de que Melisa le contó, Bianca, al igual que ella, abrió los ojos desmesuradamente, incapaz de creerlo y

exclamó.

“¿Qué?”

Bianca negaba con la cabeza, aún sin creer, “No, jeso no puede ser posible!”

“¡Yo tampoco quiero creerlo! Pero quien llamó es alguien de adentro de la comisaría, ino hay forma de que sea una

noticia falsa!” Melisa hablo con seriedad, y volvió a mirar la hora en su móvil, “Me temo que mañana por la

mañana ya lo van a soltar.”

“¿Cómo puede ser esto, mamá, no lo entiendo!” Bianca continuó moviendo la cabeza, “En este asunto, nadie más

que nosotros podría sacarlo de ahi!”

Melisa hablo lentamente. “Es que el Grupo Campeon retiró la denuncia…”

¿Retiraron la denuncia? Bianca estaba sorprendida, su expresión se llenó de emoción, Ese Señor Alves se volvio

loco o que? ¡Despues de perder tanto dinero, el que más debería querer que Rafael se quedara en la cárcel

debería ser él, y ahora resulta que retira la denuncia?”

La expresión en el rostro de Melisa tampoco era mucho mejor, y le habló con frustración, “¿Cómo voy a saberlo?

No solo retiraron la denuncia, sino que también escuché que van a ser los fiadores de Rafael, ipara que salga bajo

fianza!

Bianca dio un paso atrás y se dejó caer en la silla.

Todavia me parece increible, como puede ser que de repente la situación se revierta de esa forma!”

Melisa también estaba confundida, pero de pronto recordó algo y le dijo con un tono oscuro, “Pero ahora que lo

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pienso, escuché que esa mujer, Violeta, fue hasta Río de Janeiro para suplicarle al viejo Alves.”

Al oír eso, Bianca se puso roja de ira.

¿Violeta?

¿De dónde sacó tanto poder?

Justo cuando la red estaba a punto de cerrarse sin escapatoria, y solo quedaba esperar la captura, ¡nunca

imaginaron que al final todo se iria por la borda! Ya no quedaba rastro de la alegria previa en el dormitorio de

Bianca, solo quedaban nubes oscuras.

Con un enojo incontenible y una opresión en el pecho insoportable, no le importó que al lado estuviera el preciado

jarrón de Lamberto, lo tomó y lo estrelló contra la pared.

El sonido crujiente del jarrón roto se esparció por el aire, y su odio hacia Violeta se profundizo aún mas

A las siete y media de la mañana en Casa Castillo, la luz vivaz del amanecer bañaba todo, pero no conseguia

disipar el ambiente sombrio que invadia la villa.

Sebastián, quien ya estaba avanzado en años, tenia poco sueño y, preocupado por su hijo, habia pasado una noche

inquieta. Despertó antes del amanecer y tras dar vueltas en la cama durante horas, finalmente se levantó.

Sin mucho apetito, apenas pelizcó algo de su desayuno y se dirigió a su estudio.

Los sirvientes ya habían arreglado la pecera, y mientras Sebastián alimentaba a sus peces, Catalina entro de prisa,

sin siquiera cambiarse los zapatos, resonando sus tacones en el suelo.

Antes de que Sebastián pudiera fruncir el ceño y regañarla por su falta de modales, Catalina se adelanto con

voz alta, Van a liberar a Rafaell

En serio?” Sebastián exclamó sorprendido.

La pecera volvió a volcarse, pero esta vez por la emoción.

Catalina lo sabía, así que lo afirmó con más convicción, “Hermano, tranquilo, ino te jugaría una broma con esto! Me

llamaron muy temprano de la comisaria diciéndome que Rafael puede salir, ¡que vayamos a recogerlo más tardel”

¿De verdad?’ Sebastián estaba sorprendido y a la vez encantado.

Absolutamente cierto!” Catalina asintió, y su expresión finalmente se aligeró, mascullando, “Quién lo diria, Violeta

es tan capaz, con ese coraje, se fue sola a Rio de Janeiro. El abuelo Alves fue un hombre de la mafia en sus años

jóvenes, siempre rodeado de guardaespaldas, y aun así ella logró convencer al viejo de retirar la denuncial

Sebastián se quedó boquiabierto, Aquella mujer?”

“Claro que si, fue esa mujer! Gracias a ella tu hijo pudo salir,” Catalina soltó un bufido.

Habia venido apresurada solo para contarle eso a Sebastián y, después de contárselo, se dio la vuelta y se marchó

sin mas

Sebastian se quedo pasmado por un buen rato, incapaz de recuperarse de su alegría. Cuando finalmente se

convenció de que no era un sueño y que todo se había resuelto, reaccionó y se cambió rápidamente de su pijama

para bajar corriendo las escaleras.

Catalina caminaba rápido, ya estaba por sentarse en el auto.

¡Cata, espérame un momentito!”

Sebastian salió de la casa y detuvo a su hermana, “Me voy contigo en tu coche, vamos juntos a la estación de

policia a buscarlo.”

“Si quieres ir, ve tú. Llama a tu chofer. Yo tengo que volver al hotel a descansar. En estos últimos días, por el asunto

de Rafael, me han dejado agotada. Ni siquiera he dormido bien, siento que mi piel ha envejecido

mucho, Catalina se sentó en su auto sin detenerse.

¿No vas a buscarlo? Sebastián se quedó desconcertado.

“¡Por supuesto que no! Catalina le respondió sin rodeos, mirándolo de reojo, “Ya me tranquilicé al saber que está

bien. Además, él ahora debe querer verte a ti, no a mi. ¡No voy a ir para ser un estorbo!”

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Con eso, cerró la puerta del auto y le indicó al chofer que arrancara.

Sebastián se quedó parado allí por unos segundos, con una mueca de obstinación en su rostro y, tras levantar la

mano para llamar a su chofer, finalmente la bajó y regresó a la casa.

Patricia, que bajaba por las escaleras, lo vio y le preguntó sorprendida, “Oye, ¿por qué volviste?”

Sebastián no dijo nada y se dirigió directamente a alimentar a los peces en su estudio.

Contrario a lo esperado, a la estación de policía por Rafael solo fue Raul.

Violeta habia regresado la noche anterior en avión desde Rio de Janeiro.

Llegó de noche, igual que cuando se fue, pero su estado de ánimo era completamente distinto.

Lucio la había recibido en el aeropuerto para comunicarle que el abuelo Alves había cambiado de opinión y le

aseguró que, al llegar a casa, se encontraría con Rafael.

Ella estaba eufórica. Al llegar a casa no tenía sueño, solo se dedicó a quitarse el polvo del viaje con una ducha.

Violeta no fue a recogerio porque le había prometido que lo esperaría en casa….

Lucia, al enterarse de la noticia, ya no pudo quedarse quieta y fue varias veces de la cocina al vestíbulo.

Finalmente, al escuchar el ruido del motor del coche, casi corrió para abrir la puerta y gritó feliz hacia dentro.

Violeta, el señor ha vuelto!”

Al oirlo, Violeta también salió de la cocina.

Rafael venia seguido de Raúl, con una emoción en su rostro que no le envidiaba nada a Lucia. Sin embargo, en la

mirada de ells solo estaba él, y en esos pocos días parecia haber adelgazado, haciendo sus rasgos aún más

marcados.

A pesar de haberse cambiado de ropa, seguia llevando el mismo traje negro, cuyos puños ya estaban un tanto

arrugados, pero eso no le quitaba elegancia. La sombra de una barba recién nacida brotaba en su rostro, dándole

un atractivo varonil adicional.

En ese momento, Rafael la miraba con ojos brillantes.

Violeta dio un paso hacia adelante y lo escucho decir con voz grave, “Vivi, ya volvi”